Friday, May 25, 2007

Jesus Camp 2da. parte

Segunda entrega de este interesante documental

http://www.youtube.com/watch?v=WbgIZ_DQ86U

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Saturday, May 19, 2007

De abortos mentales y otras cosas

Esta vez escribiré sobre un tema del cual no quería escribir; sin embargo, ante el evidente mensaje de odio y clima pseudo científico promovido por el sector conservador de la sociedad mexicana y sus aliados romanos, me sentí inspirado para abordar este tema que suscita tanto debate y división desde el mismo momento en que se menciona: el aborto.

El aborto es un tema especialmente áspero porque trae una carga acusatoria muy fuerte para el que se manifiesta a favor de él o lo practica. Es un tema controvertido porque el corazón de la discusión entra en la arena del debate científico acerca de los límites mismos de la vida. Es un tema que cala muy hondo en la hipocresía de la sociedad mexicana porque es una consecuencia directa de un hecho comprobable y comprobado que la iglesia ha estigmatizado desde hace siglos: el sexo.
La razón por la que la mayoría de los llamados pro abortistas se rehúsa a debatir con la mayoría de los “antiabortistas” es que las “razones” que enarbolan para rechazar el aborto son religiosas. La condición obvia para conducirse de manera adecuada en un debate es que los argumentos de cada bando sean racionales por lo que hasta ahí llegan los canales de comunicación entre abortistas y antiabortistas. Mientras que unos hablan de ausencia de sistema nervioso central, los otros hablan sobre estupideces bíblicas y fantasías infernales; mientras que unos hablan de ausencia de garantía de una calidad de vida mínima para cultivar la dignidad humana, otros hablan de pecados y penitencias; mientras que unos hablan de salvar vidas que ya se hallan totalmente desarrolladas y probadas, los otros hablan de excomuniones y de apedrear al adúltero.
Por otro lado, hay una minoría de los antiabortistas que se manifiestan en contra del aborto por considerar que la ciencia no puede proveer definición indiscutible sobre lo que significa estar vivo. Para ellos, el movimiento pro abortista ciertamente no puede proveer argumentos sólidos, más que las pocas certezas que tenemos acerca de la vida, complementándolas con razones puramente humanistas. Resulta muy fácil ver que están en el lado equivocado aunque no sepamos muy bien por qué.
Las razones por las que los científicos rechazan que el aborto sea asesinato (antes de cierto número de semanas de embarazo) son:
- No hay desarrollo de sistema nervioso central por lo que no hay conciencia ni sensaciones por lo que para fines prácticos se puede hablar de una piedra en el vientre.
- Dependencia completa del útero materno y falta de actividad propia.
- Incapacidad para comunicarse.
También es muy fácil olvidar que el grueso del movimiento pro elección también quiere ver reducido el número de abortos pues ello reflejaría un número menor de embarazos no deseados que culminan el proceso de preñez (porque es un hecho que casi todo embarazo no deseado es producto de la ignorancia sobre salud sexual); al final la compasión de la que obcecadamente se proclaman adalides las religiones del mundo parece venir de sus enemigos los herejes.
Al final los proabortistas (entre los cuales me incluyo) sólo queremos una sociedad más informada que no tenga que llegar al aborto para resolver un embarazo no deseado, donde la vida de la mujer no deba ponerse en riesgo, donde se opte por la solución piadosa a un producto mal desarrollado o al que no se le pueda garantizar condiciones mínimas de bienestar físico y mental. No queremos que todas las mujeres aborten sólo que tengan la opción para hacerlo.

Fernando Velázquez

A continuación reproduzco un ensayo del sociólogo Joseph-Vicent Marques sobre el tema que espero aliente algún debate.


¿Contra el aborto o contra las mujeres?


Más allá de la persistente realidad del aborto clandestino, los que apoyan su legalización se atrincheran en el terreno de los argumentos ideológicos y éticos. Desafiando los lugares comunes, el sociólogo catalán Joseph-Vicent Marques desmenuza el discurso latente de los penalizadores.

Por Joseph-Vicent Marques

El sofismo de la vida o las astucias del discurso explícito
Se presentan como antiabortistas pero sólo son penalizadores

El discurso penalizador del aborto es en sí mismo una ficción, en cuanto se presenta como antiabortismo. Defender la penalización aborto no es evitarlo, pero quienes la defienden dan a entender que realizan algún tipo de cruzada o acción global contra el aborto. Su argumentación adquiere el aparato retórico de la evitación del aborto aunque sea un discurso estrictamente penal y no profiláctico. Sitúan así a los despenalizadores en el incómodo terreno de aparentes exaltadores del aborto. No hay por qué permitirles que realicen esta operación tranquilamente. Si ser antiabortista es tratar de evitar el aborto, entonces sólo somos antiabortistas los que propugnamos un programa radical de igualdad de los sexos, la superación de la fijación coital, el acceso a los anticonceptivos y la absoluta protección social a los niños. Los penalizadores del aborto no pueden llamarse honestamente "antiabortistas" más de lo que pueden llamarse filántropos los que piden mano dura para evitar la mendicidad callejera.
(No quieren que no haya abortos sino sólo que sean clandestinos y peligrosos.
Cuando hayamos recuperado la sexualidad libre, y el nacimiento de un niño sea una fiesta privada por cuenta pública, el aborto será innecesario. Hasta entonces, penalizarlo sólo es castigar a una víctima.
Nosotros contra el aborto; ellos, contra las mujeres.)

Decir sólo dicen una cosa: Que el óvulo fecundado ya es una persona.

Los penalizadores sólo tienen un argumento: el de que el feto es ya una persona. El resto del discurso es puro insulto. Aun esta argumentación hay que rastrearla en medio de los desmelenamientos y juegos de palabras. Prefieren hablar de que el feto es vida o vida humana, ganando así el beneficio de la ambigüedad. Porque decir que es ya una persona es muy gordo.

Pero, ¿desde qué perspectiva se puede empeñar en llamar persona a un óvulo fecundado? Desde el provindencialismo y desde concepciones de la persona asociales y poco entusiastas de la libertad. Desde una perspectiva providencialista (que, por cierto, debe ser herética) se puede decir que la persona tiene alma y el alma la infunde Dios y Dios es muy libre y muy suyo, o sea que igual puede infundirla en el momento de la fecundación que al romper aguas o con ocasión de la muela de juicio. (Obsérvese la dificultad de probar no la omnipotencia divina sino el que la ejerza precisamente en el momento de la concepción.) Otras perspectivas que permiten hablar de personas antes del nacimiento son aquéllas para las que no importa ni un mínimo de autonomía, ese mínimo de la separación física de otra persona que hace posible la interacción y el carácter social de la persona humana. La libertad no es aquí un valor muy apreciado cuando ni siquiera la libertad de movimiento es relevante para ellos.
Ahora bien, la exageración de llamarle persona al feto no se acompaña de otras consecuencias (bautizo, inscripción en el registro, entierro, etc.),que las de reprimir el aborto.
En ocasiones se matiza diciendo que el feto es ya es germen de la persona. Niegan así todo umbral diferencial del proceso evolutivo. No parece nada claro que una cosa sea ya aquello que va a ser.

Prodigiosas prestidigitaciones con el concepto vida

Los penalizadores del aborto gustan de presentarse como defensores de la vida. De hecho hablan de vida más que de personas. Para ello realizan las siguientes operaciones: 1°) Toman el término vida -a nivel de denotación- en su sentido menor, o sea aquél en el que todos aceptamos que hay vida en el feto, en las plantas, en las células y en los animales. 2°) A continuación cargan el término vida -a nivel de connotación- con un máximo de afectividad y sacralidad, esto es, le dan un sentido con el que sólo hablamos de vida de las personas. 3°) Se escamotea entonces la única conclusión lógica que tendrían las dos operaciones anteriores caso de ser honestas: el horror de pisar la hierba, un ultrafranciscanismo o una especie de ecologismo místico. 4°) Desemboca por el contrario en el terrorismo moral: "Si no estás a favor de condenar a las que abortan es que estás en contra de la vida".
(Si al menos fueran coherentes, dirían: Eso que llamáis hipócritamente cosecha no es más que una masacre.
Su lógica es ésta: El feto es vida, la persona es vida; luego el feto es persona. Igual podrían decir: el feto es vida, el Colegio Cardenalicio es vida, luego el feto es el Colegio Cardenalicio.)

El discurso penalizador manipula con el feto a través de una especie de "túnel del tiempo"

Ya hemos apuntado que los penalizadores identifican el germen con su resultado, negando todo umbral diferencial del proceso evolutivo, para decir que el feto es ya vida humana en el sentido de persona. No es la única manipulación o efecto mágico. Así, si bien hablan de germen cuando s}desean dar una referencia biológica sobria, el feto se convierte en niño cuando intentan emocionar al público con la supuestamente canallesca conducta de la "madre"(pues simétricamente ya le llaman madre a la gestante). Pero cuando se trata de subrayar los eventuales efectos perniciosos para la colectividad, el feto no es ya un niño sino un posible genio o útil ciudadano (señalemos incidentalmente que no suelen decir "un posible genio" o "útil ciudadano", y que tampoco se plantea ese problema a propósito de la gestante, cuya contribución a la colectividad pudiera verse frustrada por una maternidad inoportuna).
Dentro de esos efectos mágicos es donde cabe situar correctamente el tema del "derecho a la vida" que dicen defender los penalizadores. No es sino una variante de la prestidigitación con el término vida combinada con este otro ilusionismo del tiempo: El feto ha de ser y no ha de ser al mismo tiempo la misma cosa para que funcione el sofisma, pues ha de ser persona para tener derecho a la vida y no ha de ser persona para que puede "hacerle falta" un derecho a la vida que en realidad sería el supuesto derecho del embrión al llegar a ser persona. Terrible. La logomaquia se resuelve apelando a la ficción de que el feto es ya un niño y, claro, el niño sí tiene derecho a la vida.
(En resumen viene a decir: ¿sería usted capaz, madre que aún no es madre o futura abuela que aún no es abuela, de matar a un competente ingeniero de caminos, canales y puertos que intenta en vano protegerse con su sonajero al tiempo que disimula sus conocimientos dando un encefalograma plano?)

El insulto adicional como argumento adicional previa trampa adicional

Suponiendo que el feto fuese ya persona -que es su único enunciado no valorativo-, entonces, el aborto sería, en efecto, un homicidio. Los penalizadores, sin embargo, no le llaman homicidio, sino asesinato. Esta trampa viene probablemente propiciada por la necesidad de resolver el enojoso asunto de que los penalizadores suelen hallar legítimos e incluso virtuosos algunos homicidios. Por lo tanto, el aborto debe ser presentado como un asesinato. A partir de ese momento el discurso penalizador sólo aporta nuevos insultos. Así, el tal asesinato es, además, el asesinato de un ser indefenso, y es además el asesinato de un ser indefenso por su propia madre y -pasando de la tautología a la afirmación gratuita- el asesinato de un ser indefenso por su propia madre sin remordimiento alguno y -recargando ahora los adjetivos- el asesinato de un ser indefenso por su propia e inicua madre, etc. A continuación, agoradas las posibilidades de recargar el asunto puede recurrirse también a insultar a quienes defienden la despenalización del aborto. El discurso se complementa con una terminología bien cargada: "matar" en lugar de "interrumpir el proceso", etc. (Obsérvese el mecanismo inverso cuando se habla de extirpar o de sanear para referirse a medidas políticas autoritarias que incluyen el homicidio o cuando se habla de accidente para referirse a los homicidios laborales por falta de medidas de seguridad.)
(Si no les parece convincente decir "lo que llamáis hipócritamente cosecha no es más que una vergonzosa y sanguinaria masacre, ya que además el trigo no puede defenderse.")

¿Qué tendrá el feto que no tengamos nosotras/ os?, o las contradicciones del discurso penalizador en su contexto

Hasta aquí hemos considerado el discurso penalizador en sí mismo. Si atendemos ahora a lo que significa ese discurso dentro del contexto social concreto en que se produce, supone además una serie de contradicciones o de preferencias sorprendentes que en general son bien conocidas. Recordemos algunas:
1. Contradicción entre estar a favor del "niño" en cuanto vida intrauterina y no del niño en cuanto a vida extrauterina. ¿Dónde estaría el derecho real a ser traído a una sociedad neurotizante, a una clase social no explotada, a una nacionalidad no oprimida, etc.?¿Dónde el derecho a ser deseado ya que no consultado?
2. Contradicción entre estar por la ampliación de la vida posible y no por la defensa de la vida existente. ¿En nombre de qué esa prioridad de asegurar partos sobre desmarginar minusválidos, ancianos o los mismos niños abandonados?
3. Contradicción entre estar "contra el aborto" y a menudo estar contra la información sexual, los anticonceptivos, etc. ¿Desean realmente evitar el aborto?
4. Contradicción entre estar "contra el aborto" y a menudo a favor de la pena de muerte, el rearme, etc. (Ellos dicen que el feto es "inocente", pero sólo lo es como pueden serlo las setas que impunemente se comen.)
5. Contradicción entre penalizar el aborto voluntario de la mujer y no los abortos "naturales" causados por malas condiciones de trabajo, broncas materiales u hostilidad paterna. ¿Serán abortos "decentes" precisamente porque no son libres?
6. Contradicción entre estar "contra el aborto"y no contra el empobrecimiento de la sexualidad como obsesión coitalproductivista, la violación intramatrimonial o la misma represión sexual como generadora de encuentros sexuales no previsibles y por ello susceptibles de plantear problemas de aborto.
Sin embargo, estas contradicciones son en cierto sentido aparentes. Así, estas "contra el aborto" y por la pena de muerte es, en realidad, coherente, puesto que se está a favor de dos penalizaciones, y dentro de la óptica "más vale castigar que prevenir". Estar por la penalización de los abortos y contra los anticonceptivos es coherente en cuanto que son dos formas de subordinar la sexualidad a la procreación. Del mismo modo, no es contradictorio estar preocupado por aumentar el número de habitantes del planeta y aprobar, expresa o tácitamente, el despilfarro de los recursos naturales, puesto que son dos formas de irresponsabilidad. Se hace, pues, evidente la existencia de una ideología por debajo de las afirmaciones antropológicas de los penalizadores. No pecamos de desconfiados si tratamos ahora de rastrear el discurso profundo que hay por debajo del discurso oficial de los penalizadores. No vamos a cuestionar su buena fe subjetiva ni el grado en que sinceramente se sientan horrorizados ante lo que consideran un asesinato. Afirmaremos simplemente que su condena del aborto como asesinato unifica y respetabiliza una serie de actitudes menos respetables que sólo indirectamente salen a la superficie.

El discurso latente de los penalizadores
Más niños, es la guerra

La penalización del aborto es una de las formas como un sistema social se asegura una abundante reproducción. En ese sentido no es cualitativamente distinto de la penalización de la sexualidad o de la reducción de toda sexualidad a genitalidad y la prohibición o ridiculización del sexo fuera de la edad reproductora. La determinante infraestructura de este reproductivismo o natalismo es doble; puede considerarse una necesidad de todo sistema social en épocas históricas de elevada mortalidad y es una necesidad adicional de toda clase dominante políticamente expansionista o interesada en una abundante mano de obra. Así, el natalismo que la clase dominante proyecta sobre el vecindario la sobrevaloración del momento de aparición del "nuevo ser" frente al proceso que constituye al ser humano en interacción, propone la complacencia en la abundancia de la estirpe frente al objetivo de la felicidad de la misma y alimenta la beata contemplación del niño como hazaña o juguete de los padres, escamoteando los datos dramáticos de la infancia desdichada.
(No se trata de hacer el máximo de niños sino de hacer el máximo de niños felices.
No se trata -como decís- de niños o comodidad, sino de niños felices o niños desgraciados.
Las flores no lloran. ¿Porqué queréis hacer el máximo de niños y el mínimo de flores?
A los ogros también les gustan los niños.)

La mujer en su sitio, la mujer sitio del feto

Todo natalismo supone ya una forma clara de reducción de la mujer al papel más o menos embellecido de máquina reproductora. Sin embargo, el aspecto más asombrosamente misógino del asunto está en que la penalización del aborto niega la capacidad moral de la mujer. Aunque a veces el discurso penalizador se conmueve vagamente con la imagen de la mujer acorralada por la opinión pública o las dificultades económicas (complacencia en la imagen de debilidad femenina), ni siquiera considera la posibilidad de que el acto de interrumpir el embarazo sea un acto de intención ética, negándole a la mujer la capacidad de estimar su propia disponibilidad para la maternidad. Para ellos, la mujer no tiene capacidad de preocuparse por un posible niño: es sólo instintivo. Y ni siquiera les preocupa un aspecto del aborto: su carácter de violencia sobre el cuerpo de la mujer. Es sin embargo el aspecto que hace al aborto indeseable.
(Una mujer es algo más que una madre. Una madre es algo más que una máquina de parir.)

El precio del placer o los defraudadores del amor

De otra parte, se está por la penalización del aborto, esto es, por la obligatoriedad del proceso de gestación en virtud de una profunda convicción de que el placer sexual no es válido por sí mismo, de que necesita compensar su carácter perverso o sospechoso mediante algún tipo de contrapartida "positiva" o gravosa. Es así como una de las frases que se oyen a menudo cuando el discurso penalizador se expresa a nivel privado, no solemne, es ka de "quien quiera eso que cargue con las consecuencias". La hostilidad al aborto voluntario emparenta aquí claramente con la hostilidad a los anticonceptivos puesto que ambos evitan "pagar el precio". No es muy diferente al substrato común de ambas hostilidades con aquello que hace posible llamar a las enfermedades venéreas "purgaciones". El carácter profundamente antilúdico de la civilización vigente se hace aquí muy ostensible. Una cultura antilúdica es también una cultura de la envidia y así hay en este asunto una línea de deslizamiento de las emociones y discursos que sigue el itinerario "represión-frustración-sospecha respecto del o la vecina envidia-moralismo-venganza privada al servicio de la represión pública". O dicho de otra forma "si estos cogen y encima no les pasa nada yo estoy haciendo el (o la) imbécil". Este tema tendría que ser ampliado si deseamos saber no sólo porqué una clase dominante a través de sus equipos políticos prohíbe el aborto (natalismo pragmático o residualmente ideológico, hipotecas eclesiásticas, etc...)
(El nacimiento de un niño nueve meses después no hace al coito mejor de lo que fue como acto de placer, comunicación y libertad o de todo lo contrario. En malas condiciones para el niño lo hace peor.
Gozar sin dañar a nadie no es menos honesto que sufrir sin beneficiar a nadie (salvo a quienes explotan el Valle de Lágrimas S.A.)
¿Porqué no le llaman hacer cochinadas a hacer que el placer parezca cochinadas?

Pero que placer ni qué puñetas, dijo airadamente la señora Enriqueta

Sin embargo, notemos que esta obsesión por el precio del placer falla en cuanto consideramos que una elevada proporción de fecundaciones se produce sin otro placer para la mujer que el muy discutible de la obediencia o el de la garantía - a veces puramente imaginaria- de retener el afecto del varón. Aquí la represión del aborto vuelve a remitir a la misoginia del discurso latente: la mujer debe pagar no el precio de su placer sino el del varón.
Es entonces cuando el pez se muerde la cola, esto es, cuando hasta el prejuicio sexual cede ante el prejuicio machista. Se puede, pues, perder justificadamente la tranquilidad del ánimo disertatorio para afirmar que el discurso penalizador del aborto no es sino; una faceta más de la dominación masculina, que el feto es persona y más que persona porque es captado como el carcelero de la mujer y que las feministas tienen razón al sospechar inelegantemente que si los obispos y los políticos pariesen, el aborto sería legal. Como sociólogo me he encontrado con miles de conjeturas mucho menos fundamentadas.
(El aborto es ilegal por ser femenino. La guerra es masculina.)
Termino aquí este escrito. Dejo para otra ocasión las consideraciones sobre cómo y de qué forma me parece, un suponer, digo yo, que habría que enmarcar la lucha por la despenalización del aborto. He colaborado económicamente en tres abortos y proporcionado información en un número indeterminado. Si he estado o no en el origen de algún embarazo no deseado es cosa que no digo, porque eso a los penalizadores no les interesa saberlo. El fetismo no es un humanismo, sólo es un antifeminismo.

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Friday, May 18, 2007

Jesus Camp 1

Empezamos con la primera entrega de la serie Jesus Camp.

Reflexionemos que queremos para nuestros hijos, para nuestro país, para nuestro gobierno.

¿Queremos que nuestros hijos piensen que hay que sentarse y esperar lo que Dios nos mande y justificar todas las injusticias a la causa divina? o ¿Queremos que se interesen por entender su entorno, por conocer la ciencia, por expresarse libremente, por construir un mejor país?

http://www.youtube.com/watch?v=VC_gOT5hSmk

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Wednesday, May 16, 2007

Teledictadura 13

La última entrega de esta interesante serie.

http://www.youtube.com/watch?v=R32CdoZ0vHw

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Sunday, May 06, 2007

Califica Tunick al DF como una ciudad abierta, plural y cosmopolita

En breve rueda de prensa al concluir sus tomas fotográficas, el neoyorquino dijo sentirse feliz aunque nervioso por la espectacular obra


Notimex
El Universal
Ciudad de México
Domingo 06 de mayo de 2007

11:46 Nervioso pero muy contento, el fotógrafo estadounidense Spencer Tunick expresó hoy aquí su satisfacción por la entusiasta participación que tuvo su instalación esta mañana en el Zócalo capitalino, donde más de 18 mil personas se desnudaron para posar para él.

Según Tunick, lo mejor de todo fue que la jornada transcurrió en orden, que no hubo problemas mayores y que fueron casi 20 mil participantes; ello, sostuvo, "posiciona a la Ciudad de México como una ciudad abierta, plural y cosmopolita".


En breve rueda de prensa al concluir sus tomas, el neoyorquino dijo sentirse feliz aunque nervioso por la espectacular obra, que según estimaciones de la secretaria de Cultura del Distrito Federal, Elena Cepeda de León, habría superado los 20 mil participantes.


"Fue un gran momento para la escena del arte mexicano. Dedico este trabajo a todos los participantes y artistas mexicanos y a toda la ciudad. Felicito a todos, mi corazón está con los participantes", señaló el emocionado artista.


También agradeció la cooperación de las autoridades capitalinas y destacó que a su instalación la gente pudo venir al Zócalo, con la seguridad de que todo estuvo en orden.


La instalación, expuso, podrá ser vista en septiembre próximo en el Museo Universitario de Ciencias y Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , una de las instituciones que apoyó el proyecto.


Marco Antonio Hernández Murrieta, vocero de la Fundación que co patrocinó la obra, afirmó por su parte que se cumplieron las expectativas de "romper el record" de participantes que era de siete mil, en Barcelona, España, alcanzado en 2003.


"En esta instalación hubo más de 18 mil personas, sin embargo, el número exacto aún no se tiene" , comentó.


Hernández también destacó la cobertura que alcanzó esta cita de Tunick con la desnudez humana, luego de que para la hora 15 minutos que duró el encuentro con los mexicanos hubo 256 reporteros acreditados de 101 medios de comunicación.


Según Murrieta, la entrada de los participantes fue muy fluida, "comenzamos con 150 personas por minuto y de las 5:30 a las seis de la mañana, ingresaron en promedio 210 en completo orden".


"Nos comportamos a la altura de cualquier país", agregó, al tiempo que dio a conocer que la primera fotografía se llevó a cabo a las 7:18 de la mañana, a una temperatura de 22.5 grados centígrados; mientras que en la última, ya era de 24.1 grados.


Mireya Escalante, asistente de Tunick, celebró la instalación fotográfica, la cual, dijo, había tardado cinco años en concretarse en esta ciudad.


Y aunque de acuerdo con los organizadores, todo salió a la perfección, durante las dos últimas tomas se pudieron apreciar algunos incidentes.


Corría la sexta toma cuando varios de los participantes, en su mayoría hombres, comenzaron a abandonar la instalación, toda vez que el artista fotografiaba a un grupo de mujeres en una de las esquinas de la plancha del Zócalo.


Uno a uno regresó hasta donde estaban sus prendas, comenzaron a vestirse, no sin antes darse tiempo de sacar sus celulares y fotografiar a las mujeres, provocando el desorden, poniendo a Tunick bastante nervioso y a las damas bastante contrariadas.


Aledia Aguirre, de 35 años, dijo que ella había tenido que abandonar la instalación antes de concluir la última toma, porque comenzaban a registrarse algunos hechos desagradables.


"Miradas, fotografías, varios de los hombres comenzaron a juntarse mucho con nosotras. En la última parte hubo mucho violencia, sentimos a los hombres atrás de nosotras con sus cámaras, fue un acto al que nos expusieron, muy vulnerable.


"Yo abandoné la instalación porque nunca se nos avisó que iba a ver esto, Varias compañeras fueron manoseadas cuando pasaron por su ropa. Me voy bastante enojada y desilusionada", explicó.


Antes, a la llegada de las miles de personas que participaron en la instalación, se habían registrado algunos incidentes menores, ocasionados por quienes estaban impacientes por ingresar a la plancha del Zócalo, los que no pudieron participar y amenazaban con entrar por la fuerza y aquellos que no cumplían con las especificaciones del fotógrafo.

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Tuesday, May 01, 2007

La puta de Babilonia

Por:
Antonio Jáquez
www.proceso.com.mx

Ni un solo ápice de consideración intelectual –menos aún de conmiseración– existe en el ánimo, en el pensamiento o en la obra de Fernando Vallejo, escritor colombiano naturalizado mexicano, cuando se trata de juzgar lo que él llama los horrores, actuales y presentes, de la Iglesia católica en el mundo. Con la reciente publicación de La puta de Babilonia --libro de la editorial Planeta, inexorablemente destinado al escándalo-- Vallejo declara contra la Iglesia del Vaticano su guerra personal con argumentos históricos implacables…a los cuales agrega sus ácidos juicios en esta entrevista exclusiva con Proceso.

Hereje de corazón, el autor de origen colombiano –ya naturalizado mexicano– Fernando Vallejo ha exhibido su aversión a la Iglesia católica en su novelística, como lo hizo en La virgen de los sicarios y La rambla paralela, por ejemplo, en la que de pasada arremetió contra Karol Wojtyla (“zángano” fue lo menos que le dijo al papa polaco), refiere Proceso en su edición 1591.

Nunca, sin embargo, Vallejo había dedicado una obra completa a cuestionar los crímenes y pecados de la Iglesia católica, apostólica y romana, hasta ahora que publica La puta de Babilonia, un ensayo feroz, rabioso, corrosivo, en el que no deja Papa con cabeza ni dogma incólume, incluidos la existencia de Cristo y la virginidad de María, de las que por supuesto duda.

“La impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar”, advierte Vallejo en el arranque electrizante de su libro, una especie de antisalmo:

“La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora (…) la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la estafadora de viudas, la homofóbica, la corrupta, la hipócrita, la parásita (…) la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei…”, dice acerca de la que muchos consideran “Santa Madre Iglesia”.

–¡Qué barbaridad, don Fernando! ¿Pero qué le hizo la Iglesia, cuáles son esas cuentas pendientes? –se le pregunta a Vallejo en entrevista con Proceso.

–Me arruinó la infancia con la amenaza del infierno. ¡Cuál infierno como no sea el de este mundo! Ah, e hizo que mi mamá pariera veinte hijos. Diecinueve hermanos son otro infierno.

A sus 64 años, Vallejo parece que no rompe un plato, con su mirada tranquila, voz cantadita y ademanes suaves. Su prosa es otra historia, sobre todo en su nuevo libro: sarcástica, injuriosa, provocadora, cabrona, personalísima. Le preguntamos si su libro no hubiera ganado más credibilidad y público si fuera más mesurado en su lenguaje. Y responde:

“No. Yo sé lo que hago. Lo que mis lectores están oyendo detrás de las palabras impresas es mi voz. Y no están leyendo un libro: me están leyendo el alma”.

En la entrevista habla también de otros temas. Refiere, por ejemplo, su desprecio por Gabriel García Márquez, entre otras razones por la cercanía del escritor con el dictador Fidel Castro, “Dios los hace y ellos se juntan”. Se congratula de la derrota de la derecha –y de la Iglesia––en la asamblea capitalina en el caso del aborto; “se le ganó una batalla al oscurantismo, es un gran paso libertario para México. Me da gusto que la Iglesia haya quedado en ridículo. Con todo su poder y sus aliados apenas juntó 70 mil firmas…”

“Por el amor de Dios…”

A Vallejo le fascina el internet: le facilita sus indagaciones y le ahorra tratos con gente, según platica en su departamento en La Condesa, la colonia de moda intelectual de la Ciudad de México. Cuenta cómo armó La puta de Babilonia, título por cierto tomado del Apocalipsis:

“Lo estuve escribiendo desde siempre, en la cabeza: en dos años lo pasé al papel. Con Amazon y el internet la documentación me resultó más fácil de lo que en un principio pensaba. Todos los padres de la Iglesia, griegos y latinos, están allí. Orígenes, San Jerónimo, San Agustín... Con el internet desapareció la erudición. Buscas por ejemplo en Google Miguel Cerulario (el emperador bizantino que el actual Papa citó en su conferencia de Ratisbona provocando la ira de los musulmanes) y con un clic tienes junta una información inmensa que antes te habría costado una vida entera reunir. El peor enemigo de la Biblia es la Biblia misma; para destruirla no se necesita más que conocerla. La lees con atención y vas descubriendo sus contradicciones, sus imbecilidades, sus inmoralidades, sus infamias. Cuando Lutero la tradujo al alemán abrió la caja de Pandora. Pues bien, a las traducciones de la Biblia a las lenguas vernáculas que siguieron a la de Lutero al alemán se ha venido a sumar ahora el internet. La historia monstruosa de la Iglesia ya está al alcance de todos y no la van a poder ocultar ni un día más. Esta institución delincuente, que ya no puede matar, ni torturar, ni quemar, libros y gente, no podrá impedir un día más que salga a luz la verdad de su impostura y sus horrores y el cuento burdo que se inventaron del tal Cristo.”

En la primera parte Vallejo habla de los Papas. Hay historias de vértigo, como muchas de las ocurridas en tiempos de la Inquisición, en particular las relativas a la quema de herejes. Apunta Vallejo:

“Inocencio IV autorizó la tortura y las cámaras de la Inquisición se convirtieron entonces en mazmorras del infierno. A los acusados los encerraban en celdas aislados, les impedían ver a los familiares y les ocultaban los nombres de sus acusadores. Al que no confesaba pronto le aplicaban como aperitivo las empulgueras, unas abrazaderas que se cerraban con un tornillo y que iban triturando y dislocando dedos. ¿No confesaba? Lo pasaban entonces a las botas quiebratibias, para sentarlo luego en la silla ardiente a descansar: una silla con una hornilla bajo un asiento metálico erizado de clavos afilados que se calentaban al rojo vivo (…) O le desencajaban las mandíbulas abriéndoselas hasta lo máximo. Por el amor de Dios, confiesa para que salves tu alma –le imploraba el inquisidor–, no me hagas sufrir tanto…

–¿Qué pasaje oscuro de la Iglesia le impresiona más a usted? La quema de supuestas brujas es impresionante, ¿no? –se le inquiere al autor de El desbarrancadero.

–Dices bien, “supuestas” brujas, pues brujas reales nunca las hubo. Haciendo el recuento de los crímenes cometidos en nombre de Cristo (un invento de las muchas sectas cristianas del siglo II de nuestra era que nunca existió como un ser real de carne y hueso), lo que más me impresiona es justamente lo que mencionas, el quemar gente viva. Difícil concebir algo más monstruoso que esta forma de matar de la Inquisición. A Cristo le fue muy bien, tan sólo lo crucificaron. ¡Conmovámonos por Giordano Bruno o por Miguel Servet!

Sin embargo, dice el escritor –quien también es biólogo––, ningún Papa ha condenado a la Inquisición de manera clara, “no con la tibieza que lo hizo Wojtyla”. La Inquisición fue fundada formalmente en 1232 por Gregorio IX, de manera que está por cumplir ocho siglos. “¡Ocho siglos de impunidad! Con la Contrarreforma le cambiaron el nombre por el de Santo Oficio. Hoy se llama Congregación para la Doctrina de la Fe, y de allí -- como saltó Putin, el ruso de la KGB, al Kremlin--, así saltó al papado su prefecto, Joseph Ratzinger. La Inquisición es la mejor prueba de la existencia de Dios. ¡Claro que existe el monstruo! Y nada de que sus designios son inescrutables. Son límpidos como la turbiedad de su esencia”.

–Wojtyla pidió perdón por los pecados de la Iglesia. ¿Basta pedir perdón para borrar todo?

–Por supuesto que no. Es como si los nazis pidieran perdón por las víctimas de los campos de concentración. Los crímenes de la Iglesia no tienen disculpa, dondequiera que se hayan cometido, y debería ser perseguida y castigada por ello. Desde aquí, lanzo la idea para que en México la Iglesia católica sea proscrita. Su impunidad de siglos debe terminar.

–Usted señala a Karol Wojtyla como el Papa “más dañino”. ¿De verdad así lo ve?

–Sí. El más asesino es el genocida Lotario da Segni, alias Inocencio III, el de la Cuarta Cruzada contra los albigenses. Pero el más dañino es Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II, que en sus 26 años de pontificado ayudó como nadie a subirle a un planeta atestado dos mil millones, que se dicen rápido pero que excretan mucho. Y mira el resultado: los ríos convertidos en alcantarillas y el mar en un desaguadero de cloacas, la capa de ozono rota, el calentamiento global, los polos derritiéndose, la proliferación de tugurios y villas, miseria, y gente y más gente y carros y carros, más carros y más carros por donde vayamos. Y sobre todo, la suerte cada vez más desventurada de los pobres animales. Los pollos, los cerdos y las vacas, producidos en esos galpones y criaderos monstruosos que no son sino fábricas de carne y luego despescuezados o acuchillados en los mataderos... ¡Y cuándo dijo una palabra Wojtyla en su favor! Tantas cuantas dijo Cristo.

–¿El silencio o la complicidad del Vaticano ante los crímenes de Hitler equivale al silencio de la Iglesia ante los horrores de la guerra de Irak?

–Benedicto le tiene pavor a los musulmanes. Tanto como le tenía Pío XII a Hitler. Y levantará su voz contra los terroristas islámicos tanto como este Papa cobarde la levantó contra los nazis. En estos días el Vaticano está muy indignado porque en Israel, en un museo sobre el holocausto, pusieron una foto de Pío XII con la leyenda de que no había hecho nada por evitarlo. Pues yo digo más que los mesurados judíos: no sólo no hizo nada sino que lo alcahueteó: todo el episcopado alemán se plegó a Hitler y se prodigó en panegíricos alabándolo y echando al vuelo las campanas en su honor sin que el autócrata ensotanado de Roma hiciera nada por contenerlos. Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, alias Pío XII, fue un tartufo cobarde. Él fue el más grande alcahuete de Hitler, de Mussolini y de Franco.

La zanahoria y el garrote

Vallejo se ve muy contento. Dice que tiene buenos motivos estos días: libro nuevo, estrenó ciudadanía mexicana –el miércoles 25 le entregaron su carta de naturalización– y la aprobación de la ley de despenalización del aborto en la capital. Se le comenta que en su ensayo no le basta meterse con los Papas; se va también contra el mismo Cristo e incluso contra textos considerados sagrados. ¿Era necesario llegar tan lejos en su revancha contra la Iglesia? ¿Ni siquiera como mito le despierta simpatía la imagen de Cristo?

–El Cristo de los cuatro evangelios canónicos (que es el que pesa hoy en día sobre nosotros y que en el siglo II era uno entre muchos de las muchas sectas cristianas que la llamada secta católica luego reprimió y exterminó) era un hombre contradictorio, rabioso y loco que no tuvo una sola palabra para repudiar el sometimiento de la mujer, la esclavitud y los atropellos del hombre a los animales. ¿Cómo puede ser el paradigma de lo humano uno que no vio que los animales, los mamíferos cuando menos, también son nuestro prójimo? Ni una sola palabra de compasión tuvo por ellos.

En su libro, Vallejo afirma que Cristo es “un engendro fraguado por Roma, centro del imperio y del mundo helenizado, a partir del año 100, juntando rasgos tomados de los mitos de Atis de Frigia, Dioniso de Grecia, Buda de Nepal, Krishna de la India, Osiris y su hijo Horus de Egipto, Zoroastro y Mitra de Persia y toda una serie de dioses y redentores del género humano que lo precedieron en siglos y aun en milenios y que el mundo mediterráneo conoció a raíz de la conquista de Persia y la India por Alejandro Magno”.

Entra en detalles: Atis murió por la salvación de la humanidad crucificado en un árbol, descendió al submundo y resucitó al tercer día. Mitra tuvo doce discípulos; pronunció un Sermón de la Montaña, fue llamado el Buen Pastor, se sacrificó por la paz del mundo y resucitó a los tres días. Buda enseñó en el templo a los 12 años, curó a los enfermos, caminó sobre el agua y alimentó a quinientos hombres con una cesta de bizcochos; sus seguidores hacían votos de pobreza y renunciaban al mundo; fue llamado el Señor, Maestro, la Luz del Mundo, Dios de Dioses, Altísimo…Krishna fue hijo de un carpintero, su nacimiento fue anunciado por una estrella en el oriente y esperado por pastores que le llevaron especias como regalo…

–En México, los priistas solían justificar sus crímenes y corruptelas diciendo que lo que fallaban eran los hombres, no las instituciones. He oído decir lo mismo a algunos clérigos. A juzgar por su libro, usted considera que la Iglesia y sus hombres son la misma porquería…

–Los priistas sólo han sido corruptos. La Iglesia, además de corrupta, hasta cuando pudo fue genocida y asesina: hasta mediados del siglo XIX, cuando Pío Nono perdió a manos del Risorgimento italiano el poder temporal que le quedaba y los dientes y las garras, y el Santo Padre, de corrupto y asesino que había sido hasta entonces como bien sabían sus súbditos inmediatos, los habitantes de la ciudad de Roma y de los Estados Pontificios, pasó a ser un santurrón. Sí. Todos estos travestidos tonsurados son una solemne porquería y desde aquí les declaro la guerra. Su hora ya les llegó.

–¿Cómo se explica usted la larga sobrevivencia de una institución tan profundamente corrupta e incluso criminal –según su libro– como la Iglesia católica, apostólica y romana? Si es tan mala, ¿por qué ha durado tanto? Según Savater, el mito de Cristo es parte de la explicación. ¿Usted qué cree?

–Ha durado tanto porque es la puta más puta entre las más putas. Porque desde que en el 312 se montó al carro de la victoria del emperador Constantino, el genocida, siempre ha sabido encaramarse al lecho de los poderosos por más criminales que sean: Carlomagno, Carlos V, Mussolini, Franco, Hilter... Porque siempre ha sido la gran ramera del poder. Los comunistas fueron sus enemigos porque no la dejaron arrimar. Esa meretriz trata siempre de estar con el que gane. Si la deja, a su cama se sube.

–En su libro apenas hay referencias de pasada al papel de la Iglesia en los pueblos latinoamericanos. ¿Cómo juzga usted el papel “evangelizador” de la Iglesia en nuestros pueblos? ¿Qué piensa de la Virgen de Guadalupe?

–El papel “embrutecedor”, querrás decir. En cuanto a la Virgen de Guadalupe, no es nadie: una más entre las Once Mil Vírgenes. Vale más un premio en un festival de cine, de los que hay hoy en el mundo como cinco mil.

–En nuestros días mexicanos, dominados políticamente por el conservadurismo ramplón del PAN, la Iglesia cabalga de nuevo… aunque se caiga del caballo. Predica en vano contra los matrimonios homosexuales y contra el aborto, siguiendo las directrices del Santo Padre… ¿Cómo la ve usted? ¿Le tiene usted simpatía a personajes como el cardenal Norberto Rivera y el obispo Onésimo Cepeda?

–En el entierro del profesor Hank González, uno de los hombres más honestos que ha producido México, Norberto Rivera dijo que “bendito sea nuestro hermano Hank porque ha multiplicado los bienes de Dios”.Y Onésimo va a las corridas de toros a darles la alternativa a los pichones de torero y se jacta de que es muy macho y come carne. Lo anterior nos describe muy bien a este par de varones ilustres, orgullo de la Iglesia. Y no me preguntes por el padre Maciel porque le tengo mucha envidia. ¡Con semejante jardín florido y no haber compartido una sola de esas florecitas con el prójimo! ¡Qué avorazado!

Dice que le encantaría polemizar con Norberto, Onésimo, el cardenal de Guadalajara Sandoval Íñiguez “y el santo varón” Carlos Abascal. “Estoy puesto a debatir con ellos. Es más: les doy tiempo de ventaja para que digan lo que quieran. Creo que el debate podría ser en un auditorio de la UNAM. Propongo que el encuentro sea el 13 de mayo, día de la Inmaculada Concepción”.

–Su libro anticipa que el día del ayatola se acerca y que “la Gran Bestia Negra se nos viene encima”. ¿Será un oscurantismo peor?

–En la Colombia de mis tiempos decíamos: “ésa es carga que no se ladea”. Si no nos invaden los musulmanes, la Puta de Babilonia nos vuelve a las tinieblas medievales. ¡Adiós Siglo de las Luces! ¡Adiós Revolución Francesa! ¡Adiós movimientos libertarios del siglo XIX y principios del XX! ¡Adiós, adiós!

–Parece que la Iglesia quiere modernizarse. Acaba de suprimir el limbo, por ejemplo, ¿qué le parece?

–Si no existe ya el limbo, ¿dónde están ahora los aborígenes de América anteriores a la Conquista y los niños inocentes que murieron antes de Cristo? O los niños inocentes que están naciendo en China, ¿dónde están? Al limbo se mandaba a los niños y a los justos. ¿Por qué no suprimen el purgatorio? Éste fue una fuente de enriquecimiento de la Iglesia, base de las indulgencias que produjo la reforma protestante: esa fue la intención, sacarlos del purgatorio para que entraran directamente al cielo.

“El infierno no lo pueden suprimir. Si lo suprimen, tienen que suprimir el cielo. Si no hay infierno, todo mundo se tiene que ir al cielo. El gran anzuelo del catolicismo es el cielo. La otra gran razón es que el ser humano quiere perdurar, ser eterno; la zanahoria que ha movido la Iglesia al humano es la promesa de la eternidad y el garrote es la amenaza del infierno.”

–Su libro deja en claro que usted es su perfecto hereje. ¿No tiene temor de Dios? ¿No necesita el hombre de Dios y de algún tipo de religión, aunque sea como bálsamo? ¿No se arrepentirá en el último minuto?

–Cuando Napoleón le preguntó al astrónomo Laplace por Dios, éste le contestó: “Señoría, yo no necesito de esa hipótesis”. Lo mismo te contesto ahora. Por supuesto que no me arrepentiré: yo moriré en la impenitencia final, seré enemigo de la Iglesia hasta mi último aliento. (Proceso 1591 / 29 de abril de 2007)

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Teledictadura 12

Recuerden revisar los capítulos anteriores en la sección de Documentales.

http://www.youtube.com/watch?v=0y6Fx7FxNrA

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