De un tiempo atrás a la fecha he sufrido el insomnio del amor. Es el insomnio del que despierta inquieto y ansioso por la ausencia del amado. El insomnio del que quiere y se sabe indeseado. Y entre ratos quisiera hablarte y decirte que te quiero como tú no me quieres, y que te extraño como tú no me extrañas, y que te adoro como tú no me adoras. Pero todas esas son ridiculeces inadecuadas en nuestro mundo moderno, impersonal y racional.
Y en ese insomnio punzante tengo momentos de lucidez y revelación. Y me doy cuenta que te quiero a pesar de ti. Y me gustaría ser un poco menos miserable y pusilánime para que tú me quisieras a pesar de mí. Y me doy cuenta que soy un bobo, un romántico fallido y un melancólico breve. Y repaso todo lo que te dije y no te dije.
Y en ese insomnio punzante tengo momentos de lucidez y revelación. Y me doy cuenta que te quiero a pesar de ti. Y me gustaría ser un poco menos miserable y pusilánime para que tú me quisieras a pesar de mí. Y me doy cuenta que soy un bobo, un romántico fallido y un melancólico breve. Y repaso todo lo que te dije y no te dije.
Y luego te culpo de mi desgracia. Y quisiera odiarte y recordarte como un cuerpo más en mi vida. Y luego la mención de tu nombre evoca pensamientos nobles y majestuosos. Y me olvido de maldiciones frías. Y siento que te amo. Y me sé deslucido.
Finalmente recuerdo que una vez me advertiste sobre los riesgos de conocerte. Y me arrepiento de no haberte escuchado. Y recuerdo tu fragancia y voluptuosidad. Y el lamento se transforma en desvarío. Y siento pena por ti...por no sentir como yo, cuando estoy contigo.
