Wednesday, October 18, 2006

Respetando lo infame

Richard Dawkins es un biólogo evolucionista que se ha alzado como una de las principales voces en defensa de la racionalidad y la ciencia, así como un crítico mordaz del pensamiento religioso y la virulencia del pensamiento mágico. Sus provocativos libros resultan amenos e interesantes, y el éxito comercial se explica porque Dawkins posee el raro talento de expresar de manera simple y concisa conceptos en extremo complejos.

Su último libro “The God Delusion”, ha desatado feroces ataques de teístas radicales y moderados que consideran que sus conclusiones acerca de las religiones son pobre propaganda atea o cuando menos son poco objetivas. Las críticas por lo general vienen de personas que se identifican con algún tipo de teísmo y la introducción a sus ataques frecuentemente contiene una abultada carga de propaganda de su propia creencia.

Como una persona instruida en el catolicismo por mucho tiempo traté de asimilar las creencias de mis familiares y amigos, pero realmente no recuerdo ninguna etapa de vida en que me haya considerado una persona devota o en la que no albergara dudas sobre la moralidad o los preceptos que insistentemente me encontraba en el medio.

Muchos de los argumentos que menciona Dawkins en el libro fueron los que me llevaron en primera instancia a declararme agnóstico (por una desconfianza razonada en cualquier tipo de fe organizada), y en última a renunciar a todo tipo de percepción infantil del universo y asumirme como ateo de convicción.

Contrario a lo que la mayoría de la gente cree, el ateísmo no es simplemente la negación de una inteligencia creadora por el sólo placer de negarla. En la forma que lo describía George Smith, el ateísmo es sólo significativo si va acompañado de un escepticismo inteligente o como él lo llamaba: el hábito de la racionalidad. El ateísmo que se impone en los países socialistas y comunistas es tan irracional y nocivo para el pensamiento como cualquier religión.

Más allá del ataque a las creencias religiosas, el ateo es un defensor de la razón. Por lo menos ese es el contexto en el que yo lo concibo. La duda que envuelve al misterio de la razón de existencia de cualquiera de nosotros es una interrogante que nos persigue desde el despertar de la conciencia. Más allá del misticismo o la tradición, esa duda queda impresa para siempre en la mente.

Personalmente, la angustia que rodea al descubrimiento de la verdadera naturaleza del pensamiento mágico es reconfortante. La mayoría de las cosas que “creemos” (si entendemos estas creencias como hechos que damos por ciertos a pesar de desconocer el mecanismo por el que funcionan) arrastran una gran cantidad de EVIDENCIA que las hacen buenas razones para creer. En el caso de la religión, no hay evidencia que sustente ninguna de las creencias; las religiones se basan en tres malas razones para creer: tradición, autoridad y revelación.

La tradición es una mala razón para creer porque no dice nada sobre la veracidad o falsedad de la afirmación hecha. La historia humana nos ha mostrado que el progreso humano se construye derrumbando viejos paradigmas. Aunque las tradiciones pudieron ser útiles al hombre primitivo, no tienen nada que ver con la razón o la lógica. Si hemos de llevar una vida práctica, me parece inconcebible vivir y disfrutar en un medio modificado por la acción de la ciencia y al mismo tiempo desconocer su carácter esencialmente desafiante y trasgresor de las tradiciones. Me parece inconcebible disfrutar de las comunicaciones satelitales y al mismo tiempo creer que Plutón rige a los signo Escorpión sólo porque la astrología es una practica milenaria.

La autoridad es también una mala razón para creer porque conduce a todo tipo de abusos y tragedias: las cruzadas, guerras santas, regímenes totalitarios, violación de derechos humanos, y muchas otras atrocidades. También el respeto incuestionado a la autoridad es una manera fácil de evadir responsabilidad, una manera sencilla de renunciar al debate de los conflictos morales para sustituirlos por conductas simplistas y condicionadas. El que obedece no se equivoca, parecen decir.

Por último, la revelación es también una mala razón para creer. Ya otras veces he discutido que la experiencia mística es una experiencia profundamente personal y que no puede ser compartida por nadie más. Algo así como un sueño, puedes describirlo pero nadie jamás podrá “ver” y sentir lo que sentiste. La revelación es una mala razón para creer porque el producto revelado no puede ser validado de ninguna manera más que por la palabra del iniciado. Las ideas que provienen de este tipo de experiencia son totalmente inútiles y si no fuera porque hay gente dispuesta a creer en estos disparates, probablemente estos “místicos” estarían en un hospital mental.

El aspecto que me parece más irritante de la religión es su disfraz de cordero que esconde su naturaleza lobezna. Las religiones, y esto se considera una posición políticamente correcta, deben ser respetadas.

Barbara Smoker dice:

“El precepto del respeto a la religión es similar al mandamiento “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Pero suponiendo que tus padres fueran asesinos, no merecerían tu respeto, y de la misma manera ninguna de las religiones lo merece. ¿Debemos respetar la fe entonces? Ciertamente no. ¿Debemos respetar a la gente religiosa? Si, siempre y cuando no traten de imponer su visión religiosa a otros.

Sin embargo, aún cuando respetemos a la gente, no podemos respetar sus creencias. La fe, que significa la creencia en ausencia de evidencia, traiciona la inteligencia humana, subestima el conocimiento científico, y compromete la moral ordinaria. Si hubiera evidencia objetiva para sus doctrinas, no sería fe, sería conocimiento.”

Me parece que el respeto a las religiones es una actitud anacrónica que estaba justificada en el pasado si no querías ser quemado vivo en la hoguera. Si súbitamente digo que soy Napoleón, dudo mucho que la gente respetara esa creencia particular. De hecho, la gente religiosa tiene muy poco respeto por otras religiones. Hay Budas de la buena suerte, caricaturas islámicas y cristianas, etc. Si soy cristiano es muy probable que descarte la fe de otros por razones poderosas, sin percatarme que esos mismos argumentos pueden ser aplicados a mi creencia particular. ¿Por qué la revelación del hijo de un carpintero judío es más “divina” que la hecha a un pastor en una cueva en el siglo VII?

Terminaré como empecé, con Dawkins:

“Hay algo deshonesto y auto beneficioso en la táctica de afirmar que todas las creencias religiosas están fuera del dominio de la ciencia. Por un lado, las historias milagrosas y la promesa de la vida tras la muerte se utilizan para impresionar a la gente sencilla, ganar adeptos y engrosar rebaños. Es precisamente su poder científico lo que les da a estas historias su atractivo popular. Pero, al mismo tiempo, se considera golpe bajo someter a las mismas historias a los rigores habituales de la crítica científica: son temas religiosos y por tanto están fuera del dominio de la ciencia. Pero no se puede jugar a dos bandas. O, al menos, no se debería dejar a los teóricos y proselitistas religiosos que jueguen a dos bandas. Desafortunadamente, demasiada gente, incluyendo a gente no religiosa, está inexplicablemente dispuesta a dejarles.”

Fernando Velázquez

2 comments:

Ing. Priscila Sandoval said...

El término proviene del adjetivo griego αθεος (atheos), que significaba ‘sin dios’ (en cualquiera de los dos sentidos, de no creer en uno o más dioses o de no venerarlos debidamente); siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’ y theós: ‘dios’ (literalmente Zeus).

atte wikipedia

sólo es para enfatizar como se ha ido expandiendo este termino
comentarios al margen y q conste q siguen siendo alusinaciones mias:

- primero, cómo buen ingeniero más marcado el método científico no puedes tener, y aunque hay cosas q tienen una base científica, yo creo q no siempre podremos encontrar una para todo lo q nos rodea. Aunque claro, si todo tuviera respuesta sería muy aburrida la vida, ¿?
-segundo, q insistencia x acabar con mis ilusiones, mi horoscopo dijo q me iban a comprar una lap nueva, alba esta de testigo, y ahora me sales conque no es cierto, jaja.
- el creer en algo o alguién más poderoso q uno mismo es una necesidad del ser humano q ha nacido con el de darle a lo q no comprende una explicación. hay gente q le es más facil adoptar una teoría ya establecida, por la simple desidia de pensar por uno mismo, y no esta muy lejos d mi descripción de los perfectos, así q después de todo no alusino tan feo, y esto va a q creo q por eso hay gente q se cree tanto la religión q forma parte d su universo perfecto y los demás deben creer en el, si no no existen en su mundo. y de igual manera hay q convivir con ellos.
- y ahora dime, como podemos entender o excusamos a los q se jactan d ser muy religiosos pero solo de dientes para afuera??

besos

Pris

Ing. Priscila Sandoval said...

pido una disculpa pública, me acabo d percatar q se escribe alucinar, ya lo repeti 100 veces d castigo.