"La vida, Jacinto, me enseñó que uno puede perdonar que te digan ladrón, asesino, abusador, tirano, hijodeputa; todo puedes perdonarlo, pero que no te llamen pendejo... Que seas algo, o todo lo que dicen que eres, pocos lo van a creer; y si algunos lo creen, lo olvidarán apenas tengas oportunidad de ayudarlos, de favorecerlos... Pero, óyeme bien: si te dicen pendejo, si creen que lo eres, entonces si que lo serás para siempre, incluyendo a los que juran ser tus amigos... Ser llamado pendejo, y quedarte callado, aguantar, disimular, demostrar que no te importa, equivale, Jacinto, a que no se les quite de la cabeza que verdaderamente lo eres..."
-General Marcelino Ku, de la novela de Luis Spota "Los días contados"-
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